Son los recuerdos que pertenecen al olvido |
Hay recuerdos, como las fotografías, que, cuando los revelamos en la cubeta de la memoria -esa cubeta mágica y secreta que todos ocultamos en el cuarto de atrás de nuestras vidas-, aparecen movidos o velados parcialmente. Son los recuerdos que preceden al olvido. Vemos su imagen, queremos reproducir el tiempo al que pertenecen o su lugar concreto, o lo que para nosotros supusieron en su día, pero, por alguna razón, por más que lo intentamos, no podemos conseguirlo. Por eso nos producen una gran melancolía.
Entre cada recuerdo -como entre cada fotografía-, quedan siempre unas zonas de sombra bajo las que se nos ocultan trozos de nuestra propia vida; trozos de vida a veces tan importantes, o tan significativos, como los que recordamos o como los que viviremos todavía. Son esos cortes en negro que sustituyen en las películas a los fotogramas rotos o quemados por las máquinas y que hacen que cada vez sea más complicado poder seguirlas. Al final, cuando se repiten mucho, terminan por hacer el relato incomprensible
Fragmentos tomado de: J. Llamazares, Escenas del cine mudo, p. 59.
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