martes, 29 de enero de 2013

A vueltas con el amor...

Sobre el amor se ha escrito mucho, infinidad de hombres y mujeres han reflexionado sobre él. Poetas, artistas, filósofos, pasando por teólogos y psicólogos se han planteado el interrogante del amor, así que aquí, para vuestra decepción, no pretendemos decir nada nuevo, ya que no sin razón se dice que no hay nada nuevo bajo el sol.

Estarán pensando, amados lectores, si no se va a decir nada nuevo, porqué escribir más sobre un tema tan "sobao", un tema tan repasado por la tinta y el papel, cayendo así, probablemente, en lo que se pretende evitar: la banalización.

La respuesta a este porqué, es muy sencilla. Porque el amor es plena y netamente  humano, se encuentra enraizado en la más profundo del ser humano, y precisamente por esto, sin querer entrar en sesudas reflexiones teológicas, podemos decir que tiene un origen divino. Así, quien tenga la osadía de decir que no ha amado, es un mentiroso o una mentirosa (ya saben hay que usar el lenguaje inclusivo).

(De nuevo) Los más adelantados en las cosas del amor, se dirán, "pero si eso ya lo sabemos, por qué hablar más de lo mismo". Y yo respondo, pues, precisamente por eso, porque ya lo sabemos conviene recordarlo, conviene preguntarse por él, e ir un poco, aunque sea sólo un poco, más allá de lo evidente.

Así, pues, ¿qué es el amor? dice G. Marcel que el amor/amer es decirle al otro tú no morirás jamás, E. Fromm nos habla del amor como un arte y Jesús de Nazart, nos dice que amar significa dar la vida por el otro. Supongo (suponer nunca es bueno), que todos estamos de acuerdo con esto, pero qué quieren decir todas estas elocuentes expresiones, qué es lo que encierran más allá de lo evidente, romántico y hasta cursi.

Lo cierto es que quien no ha experimentado el verdadero amor no podrá hallar ni dar un respuesta convincente y por ello, existencial y vital de lo que significa amar, no podrá comprender que el amor trasciende el hermético ego, que el amor está más allá de la vida y la muerte (¿alguien dijo Nietzsche?).

Pues sólo cuando somos conscientes de ello, sólo cuando vivimos el amor, cuando nos toca y nos duele, podemos entender que el amor es más fuerte que la muerte, por ende, para ser conscientes de ello, se hace necesario amar. Esto de amar se dice fácil y rápido, pero si nos detenemos a pensar un poco, podremos darnos cuenta prontamente que amar no es tan fácil y sencillo, el león no es como nos lo pintan. Y es que, amar/amor/te-amo, sin caer en moralismos trasnochados, suele ser confundido con su expresiones, incluso, las más banales, llegando a absolutizarlas, convirtiéndonos así a nosotros mismos en medida del amor.

Y por esto, señores y señoras, creo que pensar, re-pensar el amor/amar, no es tarea ociosa, sino un reto apremiante.

Dédalo

(Se aceptan comentarios, críticas, opiniones, etc., etc., etc.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario